SU VIDA
José y David se iban con sus padres a Badajoz cada verano, ya que ahí tienen a parte de su familia. Sus padres emigraron de Extremadura a Barcelona y se asentaron en el proletario barrio de Cornellá, pero nunca han querido que sus hijos olvidaran sus raíces.
En el interminable viaje de ida y vuelta al pueblo natal se fraguó su pasión: la música. No necesitaban equipos perfectamente ecualizados para apreciar el sonido de los Chunguitos, los Chichos, Pimpinela o Julio Iglesias, que sonaban en el radiocasset del coche para amenizar el viaje. Era la única forma de tener a los niños entretenidos. Lo único que hacía que se concentraran y no alborotaran. Era una pasión que estaban haciendo después en casa, con sus ahorros, se compraban Extremoduro, Joaquín Sabina, Kiko Veneno Albert Pla. De ahí viene ese sonido que han conseguido un logro conseguido tan solo con mucha intuición y talento.
Pero aunque compartían gustos musicales había otra cosa que no querían compartir su guitarra. Sólo tenían una guitarra y ambos querían tocar. Sus padres les habían apuntado a clases de guitarra en el barrio. Al ver las terribles peleas sus padres decidieron comprar una segunda guitarra. Y así hubo paz y buenas canciones
Cuando trabajaban en la fábrica tenía que levantarse a las cinco de la madrugada. Se pasaban doce horas trabajando sin para. Cuando las cosas les fueron mejor, después de aquellas agotadoras jornadas de trabajo se iban a un estudio de Sabadell a grabar su maqueta. Componían sus canciones el ritmo de las máquinas y cuando Martínez, el encargado les veía muy embobados les decía: "Dadle ESTOPA a la máquina"