Soy Clara y tengo nueve años.Tengo dos amigas, una se llama
Elena y otra que se llama Sofía.

Ahora os voy a contar una cosa que nos pasó en una
excursión al campo, a mis amigas y a mí.
Cuando llegamos empezamos a comernos el bocadillo, el mío era de chorizo,
mas tarde fuimos a jugar y descubrimos una cueva en una pared que había por allí.
Entramos pero Sofía tenía miedo y no quería entrar yo le dije: 
-¡Pero hombre!A qué hemos venido aquí a divertirnos ¿no? Pues ahora que
encontramos algo interesante no lo vamos a dejar.
Por fin entramos todas juntas. Estaba muy oscuro y Elena dijo:
-¿Alguien tiene una linterna o un mechero?
-¡Sí yo!
Dijo Sofía.
Encendio la linterna y vimos mucha madera,trozos de tela gigantes y un mechero
fosforescente que brillaba mucho.Seguimos andando y oimos un ruido que hacia:
-Grrrrrii, Grrrrrii
Apuntamos hacía él con la linterna y nos dimos cuenta de que era un simple ratón
rasgando en la madera.
-¡HAAAAAAAAAAAAAAA!
Gritó Elena.
- ¿Qué te pasa?
-Es que me dan mucho miedo los ratones.
Luego vimos un pasillo con muchas puertas a los lados,
fuimos por la primera a la derecha y vimos muchos muebles armarios,camas...
Elena, como es tan comodona, dijo:
-Por qué no nos tumbamos un rato en esas camas.
-¡No! Si lo hacemos perderemos tiempo.
Dije yo.
Salimos de aquella habitación y fuimos a la de enfrente. Allí había por lo
menos diez millones de lámparas algunas eran de enchufe y otras de pila cogimos cada una
una y salimos de allí. Luego fuimos a la de más adelante. En aquella habitación había
todo tipo de electrodomésticos para la cocina salimos de aquella y fuimos a la otra y
así constantemente. Los objetos de cada habitación eran más interesantes que los de la
anterior. Hasta que llegamos a la mejor de todas. En aquella habitación había todo tipo
de instrumentos de música modernos y antiguos. Entre todos encotramos uno chulísimo era
una especie de flauta de color marrón. La cogimos y cuando íbamos a volver ¡no nos
acordábamos del camino!
-Ójala ocurriera algo para saber el camino.
Dijo Sofía.
Y de repente aparecierón unas flechas de color rojo reluciente que nos
indicaban el camino.

Elena dijo:
-Y estas flechas, ¿de dónde han salido?.
-No lo se. ¿Las seguimos?
Dije yo
-Y si alguien las ha puesto para desorientarnos.
Replicó Sofía.
-No sé ,además, ¿quién haría una cosa así ?
Dije.
Al final seguimos las flechas y era el camino correcto.
Cuando ya estabamos fuera Sofía dijo:
-Os habéis dado cuenta que cuando dije:
-Ójala ocurriera algo para saber el camino.
Aparecieron las flechas.¿Qué fue lo que provocó que las flechas se encedieran?
-¿Quizá la flauta?
Dijo Elena.
¡Como una flauta va a hacer que unas luces se enciendan!
Dijo Sofía.
-Un momento.
Las paré yo.
-Aun no hemos tocado la flauta.¿Quién la va a tocar?
-¡Clara!
Dijeron las dos a la vez.
-Está bien.
La toqué y oímos una voz que decia:

SOY UNA FLAUTA MÁGICA, CONCEDERÉ LOS DESEOS QUE SEAN NECESARIOS NO TONTERÍAS.
Ja, ja ¿os habéis dado
cuenta de cómo habla? -dijo Elena.
-No te rías Elena no te das cuenta de que una flauta no puede decir nada, es muy raro,
pero que digo, rarísimo que esta hable -dije yo.
-Bueno vamos a cenar que nuestros padres ya estarán preocupados, la examinaremos
mañana ,¿vale? -dijo Sofía
-Tienes razón, pero mañana a las ocho arriba, eh chicas
-dije.
Al día siguiente me desperte yo la primera a las siete y media de la mañana y
desperté a las demas, les dije:
-Vamos chicas levantaos ya que tengo muchas ganas de examinar la flauta.
-Pero si todavía son las siete y media -dijo Elena.
-Con que no os quereis levantar eh, ¡PAAF! -le eché un cubo de agua encima a Sofía.
-¡HAY! Me has empapado, ¡te vas ha enterar! -dijo Sofía enfadada.
-Lo siento es que no te querías levantar. -le dije.
-¿Qué pasa aquí? -dijo Elena interrumpiéndonos.
-Que Clara me ha mojado.-dijo Sofía.
-Porque no se quería levantar. -volví a decir.
-Pues es muy facil de arreglar, tu Clara le pides disculpas y tu Sofía las aceptas y
te cambias de ropa.
-Lo siento. -le dije.
-Disculpas aceptadas, y ahora me voy a cambiar. -dijo Sofía.
Despues de que Sofía se cambiase fuimos a ver la flauta la abrimos y no había nada
dentro, es decir que tenía que ser mágica de verdad, nos pareció muy raro y yo dije:
-Pues si es mágica de verdad podriamos pedir un deseo, ¿no?
-Yo se uno, pero que no es muy deseo, podriamos poner una tienda en la que cobraríamos
dos mil pesetas por cada persona que venga a pedir un deseo. -dijo Elena.
-No tonta, me refiero cosas para el mundo y gratis, como por ejemplo que no haya
enfermedades. -dije yo. -Lo pediremos las tres a la vez -dije.
¡Qué no halla enfermedades!
-Espero que se cumpla. -dije.